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PEDRO GONZÁLEZ 11/10/2022

¿Qué hacemos aquí?

Sevillano, macareno y sevillista, El orden no presupone prevalencia alguna.Experto contable. Dedico mucho tiempo a la lectura y a la escritura. Mi situación laboral  me permite dedicarme a ello.  Mi biografía como Sevillista es extensa, tanto como los años que tengo. Sevillista de base, de la fiel infantería blanca. Secretario y Vicepresidente de la Federación de Peñas Sevillistas "San Fernando" entre 1986 a 1993. Fundador del Grupo 1º de Agosto 1995. Miembro de las Directivas de Pequeños Accionistas  y Accionistas Unidos y socio de la Peña Sevillista "San Bernardo". Ligado a Veteranos del Sevilla F.C. De lo que mas orgullos me siento: Socio nº 158 con 53 temporadas consecutivas.
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Quienes hayan leído o echado una ojeada a mis opiniones en Columnas Blancas, no les parecerá nada raro ver hasta qué punto llega mi hartura de la corrupción en el fútbol de nuestro país.

Ya está uno cansado, visto lo visto y vivido lo vivido, de la manipulación que sufren todos los equipos que osen discutirles, en buena lid, a los R. Madrid y Barcelona, los puestos de mérito en esta La Liga de la gran mentira.

Decía José María García, que nunca fue santo de mi devoción, que lo único salvable del fútbol español eran los aficionados. Es la única gran verdad en esta enorme, descomunal y gigantesca farsa que es el fútbol español.

Este artificio que vende D. Javier Tebas Moreno, al que no le duelen prendas en pregonar que el fútbol español no es más que lo que venden R. Madrid y Barcelona, ni siquiera le da vergüenza que el disimulo, la falsificación, el engaño y el fraude campen a sus anchas en la Competición liguera de la Primera División Española.

Los reiterados fallos arbitrales en favor de los dos poderosos del fútbol español, categoría que ostentarán hasta el final de los días, las prebendas económicas, las diferencias de trato con los demás equipos, se me hacen cada día más insufribles.

Da igual quién juegue el partido con ellos, siempre el error caerá a favor de los de siempre.

Y hoy, una vez más, y para que hasta a los más ciegos se les caiga la venda, nos enteramos de otro atropello, nada más y nada menos que del sr. Presidente de la Federación Española de Fútbol, cuyos whatsapps puestos en circulación por el diario «El Confidencial» demuestran que la corrupción anida en los más altos estamentos del Deporte Nacional.

En esta tremebunda metida de pata en la que, además de nuestro Sevilla, están Villarreal y Valencia, seguro que no le costará nada a tan ínclito personaje, que para más mísera y despreciable opinión aparece su progenitor, para dejar bien a las claras lo que debe hacer el máximo representante del fútbol español.

Este personaje, que se reviste de adalid de nuestro fútbol, resulta ser lo que todos los viejos del lugar presentíamos. Que no es más que otro petimetre elevado a un puesto que jamás hubiera osado soñar tener. Pero que le llega porque los que mueven los hilos de estas marionetas de trapo, con sonrisa dibujada en la boca, saben que harán lo que ellos manden y quieran.

Me pregunto si los clubes afectados tomarán alguna decisión conjunta, reclamando del presidente de la Federación que aclare esta falta de respeto. No se debe esperar menos de los responsables de estos clubes, ante esta infamia deportiva.

Cada día que pasa, menos me resisto a abandonar para siempre esta falacia de la competición profesional española, donde los que dirigen el cotarro futbolístico, que actúan con disfraces cubriendo sus caras de sinvergüenzas, ya nos les importa no esconderse detrás de ellas, a sabiendas de que, hagan lo que hagan, digan lo que digan, gozan de total y absoluta impunidad.

Se muere cada día en mí, seguir participando de este fútbol profesional, hundido en una zafia y asquerosa representación del deporte que debía ser. Muere en mí, cada día más, la esperanza de que un deporte tan bello y hermoso como es el fútbol, que debería gozar de una competición sana y libre de corsés, donde todos los participantes tuvieran la posibilidad de luchar por los más altos logros deportivos, esté en manos de esta mafia estamental y deportiva que nos ahoga, nos somete y oprime y nos impide tener la oportunidad de luchar por nuestros sueños deportivos.

Los whatsapps de Rubiales son la gota que colma el vaso del hartazgo y corrobora, para nuestra desgracia, que esto cada temporada es una película que tiene el final escrito de antemano. Cuyo guion escriben los de siempre y ejecutan, fielmente, estas marionetas sin honor ni vergüenza.

Desgraciadamente, he perdido la esperanza de ver un viento, más bien un huracán, de cordura, sensatez, y, sobre todo, de justicia deportiva, por parte de quien corresponda, que nos devuelva la ilusión de poder ver a cualquier equipo pelear por tener la posibilidad de ganar la liga.

Pero he dejado de ser iluso, para esto se necesita, además de la ayuda de la más alta magistratura de la administración deportiva que sanease, de una vez por todas, esta herida pestilente que gangrena el futbol.

Pero, además, hace falta que los aficionados tomemos parte en este asunto, en cada partido manifestar nuestro descontento, dejar bien claro que ya estamos hartos de tanta negligencia, abandono e indolencia por parte de las autoridades deportivas. Una revolución en toda regla, la revolución de los aficionados que amamos este maravilloso deporte, todos a una, clamando limpieza, reclamando igualdad de oportunidades, indignados con la acción de los dirigentes que tienen la obligación de proteger a todos por igual y que solo son siervos de sus señores.

Reconozco que esto es una utopía. Pero es lo último que nos queda a los soñadores. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar los aficionados las tropelías, los abusos y arbitrariedades de todos estos caricatos?

Eso o si no… ¿qué hacemos aquí?

PEDRO SENDRA 12/08/2022

De aquellos “Asuntos mercantiles” a estas “Sociedades Anónimas Deportivas”

Sevillano del Casco Antiguo de 1963, educado en Triana, formado en la facultad de C.E.Y.E de U.S y vida profesional ligada al sector financiero. Fiel de Nervión, Accionista muy pequeño agrupado en AUSFC, colaborador del Área de Historia del SFC desde 2011 y últimamente tertuliano en Neo FM.

Tratándose de mi estreno y primera colaboración en esta magnífica casa, antes de entrar en materia debo rendir tributo y recuerdo a mi amigo José Manuel Ariza que desde aquél lejano mes de junio de 2009 hasta este último otoño colaboró de forma notable en este portal.

Vamos a realizar un viaje recorriendo el periplo histórico-vital de una Asociación Atlética que un grupo de señores británicos, en su mayoría de origen escocés, junto con sus amigos sevillanos ocupados principalmente en asuntos mercantiles denominaron Sevilla Football-Club.

En efecto, estos fundadores se dedicaban a los negocios y eran gentes de empresa pero no constituyeron una compañía con fines lucrativos sino un Club de Football para practicar ejercicio físico, revestido con el término de Asociación según la normativa y legislación vigentes tal como quedaba regulado en el Código Civil de 1888 en sus artículos 35 y 36.

En los sucesivos estatutos de 1905 reestructurados en 1914, no se observan cambios en cuanto a la denominación y definición rezando su artículo 1 de esta forma: Bajo la denominación de Sevilla Football Club se constituyó en esta ciudad…. Una sociedad de aficionados al deporte de foot-ball, siendo su fin fomentar y propagar este sport para mejorar el desarrollo físico de la juventud.

No puede pasar desapercibida la importancia y transcendencia de aquella Orden Ministerial de 16 de mayo de 1940 formulada por la dictadura franquista en la que borrando de un plumazo los dos apellidos de nuestro Club se echaban, sobre nuestro verdadero origen, paladas de tierra a la cuneta del olvido.

Durante la mayor parte de esta década de los años cuarenta recordemos que quedó suspendido el sistema asambleario, santo y seña del Sevilla F.C. desde sus inicios, así como la elección del presidente por la correspondiente asamblea de socios.

En el caso de nuestro Club, hasta ese momento ningún otro régimen político, y los hubo muy variados y variopintos, se había inmiscuido en nuestros asuntos internos.

Más de treinta años hubieron de pasar para que, tras la derogación del citado decreto el 18 de julio de 1972, el Club pudiera restablecer parcialmente su denominación original y dando otro salto en el tiempo tenemos que transportarnos a un siglo XXI, ya convenientemente asentado, en el que unos “locos en paños mayores” canalizados posteriormente por el Área de Historia del Sevilla F.C. exhumaran definitivamente lo consciente o inconscientemente ocultado al sevillismo durante el paso de tres centurias.

Con resultar esto sorprendente, aún seríamos testigos de situaciones y circunstancias que darían un vuelco a la entidad en sus aspectos sociales e institucionales hasta el punto que podríamos afirmar parafraseando a algún político de épocas pasadas “Al Sevilla no lo va a conocer ni la madre que lo parió”.

Ciertamente, allá por el mes de marzo de 1980 ya se trabajaba, con el gobierno de la UCD, la nueva Ley de Educación Física y Deportes que ya contemplaba a los clubs de fútbol como sociedades anónimas pero no fue hasta la Ley del Deporte de 15 de octubre de 1990 que regula el deporte en general la que en sus artículos 19 a 29 introduce como novedad la obligatoriedad de adoptar la forma jurídica de Sociedades Anónimas Deportivas por parte de los clubs de fútbol o sus equipos profesionales para participar en competiciones oficiales de carácter profesional y ámbito estatal.

Existía una Disposición adicional a la ley que establecía la excepción a la norma consistente en que los clubs que en los cinco años anteriores (desde la temporada 1985/86 a la 1989/90) reflejaran en las auditorías realizadas por la LFP saldos positivos del Patrimonio Neto Contable durante todo ese período podrían optar, en tal caso, por continuar con su anterior estructura jurídica.

¿Qué ocurrió en el Sevilla F.C.?

A pesar de cerrar algún año de los mencionados con los Fondos Propios en positivo, no se cumplía con la exigencia de la regla en la totalidad del periodo pero un hecho acaecido durante el mismo ofrecía un argumento sólido para tratar de evitar la conversión en S.A.D si así se hubiera deseado.

El 24 de febrero de 1988, se firmaba el contrato de compraventa por parte del Sevilla F.C. de los terrenos de su propiedad aledaños al estadio Ramón Sánchez-Pizjuán y la empresa Construcciones y Contratas, S.A.

Esta transacción significaba que, si bien el patrimonio neto del Club arrojaba signo negativo durante los años analizados, esa valoración no se correspondía en el año 1991, cuando allá por el mes de abril aún no estaba ni redactado el Real Decreto sobre S.A.D., con la realidad en ese momento tras los beneficios obtenidos con la recalificación y venta mencionados que redundaron en un incremento del valor patrimonial del club.

Todo esto nos lleva a que con un estudio actualizado del valor real del patrimonio desde la temporada 1985/86 hasta los momentos previos a la anunciada conversión en S.A.D. se habría arrojado un saldo patrimonial positivo que hubiera evitado, probablemente dar vía libre al “gran negocio” y espectacular hurto al Sevillismo permitido por los políticos que le dieron cobertura legal y secundado por los dirigentes de los clubs finalmente, quizás tras atisbar la rentabilidad que en aquellos momentos se garantizaba con un patrimonio valorado en más de veinte mil millones de pesetas adquirido al precio de setecientos millones de la citada moneda.

Francisco Olid Castro, que había ocupado el cargo de Delegado Provincial de Deportes en Sevilla en la época de Adolfo Suarez como presidente del Gobierno y Benito Castejón como presidente de la Delegación Nacional de Deportes, fue el encargado de tutelar en el Sevilla F.C., como secretario del Consejo de Administración desde octubre de 1990, el proceso de transformación en S.A.D. junto a otros juristas del club. Tras reconocer la posibilidad cierta de evitarlo añadía como colofón lo siguiente:

“… lo que ya no está tan claro es que sea conveniente mantener esta forma jurídica, ya que es probable, que para garantía de los socios y para seguridad de una mejor organización y administración del club sea preferible la conversión S.A.D., en vez de continuar siendo Club de Fútbol como hasta ahora.” (El Sevillista. Abril 1991).

Ahora es, precisamente, cuando nos preguntamos, ¿ha mejorado la garantía de los socios o la mejor organización y administración de los clubs en general?

No hay nada más que respondernos con lo que nos dicta la experiencia constatada: El Sevilla F.C. pasó de pertenecer a todos sus socios a formar parte de la propiedad, sólo, de algunos de ellos y eso en el mejor de los casos (escasa o nula garantía) y si hablamos del fútbol en general en cuanto a organización y administración de los recursos observamos una larga lista de clubs desaparecidos y otros tantos puestos en la cola del Concurso esperando turno.

Todo apunta, visto lo visto a un craso error estratégico motivado por la no observancia del importante componente social que posee el fútbol condimentado por un excesivo interés por los capitales que mueve y genera.

Aún se dirimió una cuestión de matices y probablemente de dudosas consecuencias en aquella histórica Asamblea General Extraordinaria de 23 de septiembre de 1991 en la que figuraba como único punto del orden del día: la información y aprobación de la conversión del Sevilla Fútbol Club en Sociedad Anónima Deportiva y se trataba de la forma de acceder a esta nueva figura societaria. Se planteaban dos opciones: la transformación y la adscripción.

Con esta propuesta de la adscripción, apoyada por el Consejo de Administración, se pretendía preservar el patrimonio del club. De hecho, el Sevilla F.C. se encontraba en una situación parecida a clubs como el Valencia C.F. y el Sporting de Gijón que poseían un gran patrimonio a diferencia del resto de equipos y que se entendía o, más bien, se trataba de hacer ver que requerían un tratamiento distinto en el citado proceso.

En la asamblea salió aprobada la autorización al Consejo para utilizar la vía de la adscripción a la S.A.D. pero finalmente este se decidiría por la transformación tras consensuar un frente común junto con los otros dos equipos en similar situación para presentar recurso posterior al Consejo Superior de Deportes. Reclamación que no debió prosperar porque el tratamiento recibido por estos tres clubs no fue diferente al recibido por la mayoría.

En líneas generales así sucedieron los hechos en el año 1992 que llevaron al Sevilla F.C. a esta nueva identidad societaria novedosa y completamente ajena a los principios fundacionales y en clara beligerancia con la idiosincrasia que identificó al Sevilla Fútbol Club durante más de cien años.

Ojalá contribuyan estas breves consideraciones para poder sacarle más punta a ese manido tópico tan utilizado que viene a decir algo así como aquello de conocer nuestro pasado para entender el presente y garantizar nuestro futuro, pese a la incertidumbre de lo que está por venir, pero apostaría que la condición necesaria, al menos, para conseguirlo pasa por la unión del Sevillismo y hasta ahora se ha demostrado que eso sólo es fruto del trabajo bien hecho.

Para finalizar utilizo hoy una mítica despedida con un añadido mío.

Cuidaros… pero disfrutad.

FERNANDO GALLEGO 21/09/2020

Días señalados

(Sevilla, 1990)
Graduado en Historia por las Universidades de Sevilla y Roma Tre. Máster MAES y Máster en en Big Data Deportivo por la UCAM. Abonado y accionista del Sevilla FC.
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Me sucede desde que tengo uso de razón.

Lo sé, no soy al único al que le pasa.

Muchos también padecéis lo mismo: si escudriño mi mente siempre localizo mis recuerdos con las referencias de tus partidos.

No puedo evitarlo.  Todos los hechos de mi vida tienen aparejado un suceso tuyo.

El día más triste, aquel en que Guillermo se marchó, el 1-0 al Murcia con gol de Antoñito.

El 30º cumpleaños de mi hermano es la chilena de Chevantón.

El día de aquella práctica de campo de Geografía que hizo perderme la final de Copa de 2010.

La comunión de mi sobrina mayor es el de la expulsión de Ben Yedder por aplaudir al árbitro.

Y así podría seguir hasta el infinito…

No hay efeméride en la que tu compañía no me aclare la memoria.

A veces, culpable por sí misma, pues me obliga a fijar en mi calendario vital tus días grandes: sé dónde estaba el 10 de mayo de 2006 (y así con cada uno de tus partidos épicos), y también sé con claridad dónde y qué estaba haciendo el 26 de agosto de 2007. Dudo que me puedan preguntar una fecha señalada de tu almanaque sin ubicarme en espacio y tiempo.

Sin duda, como dijo Miguel Hernández, eres el alba que da a mis noches un resplandor rojiblanco. Y añado yo: eres el ocaso que da a mis días un crepúsculo plateado.

El metal soñado, los sueños cumplidos.

Los retos grandes, la valentía colosal.

La deuda saldada, la Perla fugaz.

Los pies pequeños, el Duende inmortal.

Un sinfín de eslóganes aún por completar.

Por ello te pido, abuelo viajero, añade otro jueves a la agenda de mis días. Completa nuestro repertorio con otra evocación a tus fechas.

Toca en Budapest, ciudad imperial.

Botas atadas, dientes chirriantes, puños apretados, ojos inyectados.

La final.

La Supercopa.

Una vez más.

¡Vamos Sevilla!

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