- RSC - 31/01/2022
- Crecimiento - 10/05/2021
- Autoexigencia - 21/11/2020
Era 20 de abril de 2006. Ida de semifinales contra el Schalke 04 FC de la entonces (yo la sigo llamado igual) Copa de la Uefa. Hacía muchísimos años que no teníamos la sensación de volver a hacer algo importante, de lo que muchos de los sevillistas nunca habíamos visto y allá que fuimos a la colina de Gelsenkirchen un grupo de unos dos mil sevillistas. Ambientazo previo en la Renania del Norte- Westfalia. Tsunami de banderas y bufandas rojiblancas en las calles de la ciudad mezclados con cánticos que nos llevan al gol norte regados con cervezas alemanas y algunos botellines de Cruzcampo importados.
Había un run-run de que algo grande podría estar cerca… Ese año llegó lo que llegó…
Ese fue el inicio de una magnifica racha de títulos de Supercopas, Copas del Rey y otras cuatro Uefas más.
Cuando escribo estas lineas, el equipo lleva ya unas horas en la ciudad de Duisburgo, a escasos 30 Km de Gelsenkirchen donde se empezó a cuajar todo, donde se medirá con la Roma, a partido único, cual final de las que ya unas pocas hemos jugado y sabemos manejar.
Temporada rarísima por los parones del Covid.
A pesar del escepticismo de buena parte de la afición por la apuesta de Monchi con Lopetegui y dejando de lado la decepción en Copa con el Mirandés, la temporada en liga, quedando cuartos, ha sido de sobresaliente, empatados a puntos con el Atlético de Madrid y clasificados para Champions a falta de dos jornadas para acabar la liga.
Acabada la liga y tras el descanso de una semana para la plantilla nos tropezamos con un último contratiempo en el equipo con el positivo de Gudelj por coronavirus, con escasísimos entrenos grupales para preparar este partido.
Un contratiempo más ante este trance que sabe a final.
Convocados todos excepto el serbio, baja importante para el partido de la Roma, la fortaleza física, táctica y mental del equipo deben ser valores que hagan superar todas estas adversidades, incluido el buen momento de la Roma.
Superando la prueba, solamente estamos a dos partidos de plantarnos en otra final, de nuestra competición talismán.
En estos días de periodo estival y ávidos de ver a nuestro equipo competir en primer nivel competitivo, aunque no podamos viajar con él para acompañarle, me llegan los recuerdos del gozo de las vísperas del disfrute de lo que puede venir.
Nos imaginamos lo que pudo haber sido un partido en condiciones normales con miles de sevillistas en las calles de Roma, ciudad tan asimilada a Sevilla.
A pesar de ello y como reza uno de nuestros cánticos, cada uno en su casa o, como será mi caso, con una reunión de amigos: «cantaremos todos unidos, alzaremos fuerte la voz, para que vuelva a sonar aquello de… oe Sevilla oe… oe Sevilla oe…»
Mucha suerte, sevillistas.
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