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Aprovechando el INICIO DEL CURSO ESCOLAR, los que peinamos algunas canas -pocas todavía…-, ya vivimos un cambio sustancial en el sistema de evaluación escolar y surgió ese “palabro” que fue repetidamente reiterado por nuestros profesores, padres y demás, la EVALUACIÓN CONTINUA como el nuevo sistema para determinar las notas de cada asignatura. Se trata de un análisis continuado de todas las actividades, ejercicios, pruebas y exámenes que a lo largo del curso se realizan, para poder disponer de una información sobre la evolución en los conocimientos y aptitudes requeridas para fijar la nota a final del periodo.
A raíz de este recuerdo me surge una reflexión, ante este parón por las selecciones, de analizar bajo ese prisma de la EVALUACIÓN CONTINUA la trayectoria de este Sevilla FC en la temporada 21-22, porque seguro que muchos nos encontramos con eternos debates entre sevillistas sobre si debemos o podemos exigir mejores resultados, sensaciones o buen juego ya o debemos esperar a la finalización de la temporada para realizar dichos sesudos análisis y valoraciones.
Y, tengo que confesarlo, que yo soy partidario de esa EVALUACIÓN CONTINUA donde podamos valorar y exigir conforme a lo que vemos en cada partido, porque esto no deja de ser un ESPECTÁCULO, si bien es cierto que está muy mediatizado por nuestros colores rojiblancos que hacen que todo lo sintamos mucho más “adentro”, tanto lo bueno como lo malo, y, al menos yo, no podamos tener la mente fría para un análisis objetivo como si no fuéramos sevillistas.
Porque, además, dejarlo todo a un mejor resumen final en junio sobre toda la temporada, me llevaría al sinsentido de procurar un apagón informativo hasta esa fecha y entonces, y solo entonces, valorar los objetivos conseguidos, perdiéndonos todo un año de posibles alegrías y sufrimientos en sevillista, que amplían y mejoran cualquier análisis.
Y en esa EVALUACIÓN CONTINUA, debo expresar mi desazón, no porque vayamos 4º en Liga (con un solo partido perdido) y con un partido menos, tampoco porque estemos 2º en nuestro grupo de Champions League con posibilidades de quedar primeros; sino por la tendencia de estar continuamente en el alambre de perder puntos en partidos donde no se transmite la sensación de ir a ganar desde el principio. En esa EVALUACIÓN CONTINUA, pienso que se debe analizar el rendimiento actual y gracias a la confianza ganada por la trayectoria, se cree y confía que se pueden hacer mejor las cosas que actualmente, y no que todo sea valorado como una preparación para el futuro, porque los puntos que ya se fueron no volverán y el éxito de los objetivos de junio, se consigue con los puntos y resultados de ahora.
Y, como siempre, en cada debate o postura hay quienes están a favor de ser exigentes desde el primer momento y quienes ven desmedida la crítica para el momento de la temporada en la que nos encontramos, y como casi en todo debate futbolístico, más aún en esta bendita ciudad cainita, ambos tendrán la razón; los exigentes porque si se mejora se debe al nivel de competitividad y exigencia por la que ellos apostaron, y si se empeora y alargan los malos resultados se reafirman volviendo a aquello de “…si ya lo decía decía yo… “; y los conservadores lograrán el éxito en esta batalla con la mejora del rendimiento y resultados del equipo con los argumentos inversos de “…ya lo dije yo que había que confiar…”, y si se empeora lo achacarán a las presiones, excesiva exigencia o pretensiones injustificadas.
Y ante esa combinación de EXIGENCIA PRESENTE Y CONFIANZA FUTURA, fue Monchi quien la definió mucho mejor que yo en su último tuit:
Ese paradigma es el debate entre sevillistas que claman por unas mejores intenciones, sensaciones y juego presente como el mejor camino para conseguir los objetivos futuros pretendidos por todos …GANAR, GANAR Y VOLVER A CAMPEONAR !!!
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