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covid - Columnas Blancas

Autor
PACO ESCARTI 29/09/2021

Hemos perdido el norte

Nacido en abril de 1963. Sevillista desde exactamente 9 meses antes. Primero de la tercera generación de Sevillistas en mi familia y padre de la cuarta.

Médico, especialista en Medicina del Deporte entre otras cosas. Ex miembro de los Servicios Médicos del Club durante 7 temporadas.

Socio desde 1973 y accionista de los que no vende. Ultra de mi familia. Forofo del Escudo y de la Bandera. No tengo ídolos desde que los conocí en persona.
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Entiendo que todos conocéis el origen de la frase “hemos perdido el norte”, pero por si quedara algún despistado y de forma breve, comentaros que viene de los antiguos navegantes que a falta de horizonte, una vez que se acababa el día y para no desviarse del rumbo, tenían la necesidad de guiarse por la Estrella Polar o Estrella del Norte.

Si por cualquier circunstancia dejaban de ver esta estrella, perdían el Norte y por lo tanto el rumbo, quedando perdidos y desorientados. Mal asunto.

Pue nosotros que seguimos teniendo las mismas estrellas, pero además contamos con la más sofisticada tecnología para la navegación y para nuestro día a día, no es que hayamos el perdido el norte, no, es que hemos perdido el norte, el sur, el este y el oeste.

Vamos que no sabemos dónde estamos, de dónde venimos y adónde vamos. Un autentico despropósito.

Toda esta parafernalia que habéis tenido que leer para llegar hasta aquí (benditos seáis por vuestro tiempo libre) podríamos aplicarla a cualquier tipo de artículo que se os ocurra sobre la actualidad de este país.

Política, economía, relaciones internacionales, catástrofes naturales, religión, fanatismo, violencia, ocupación, cultura. En fin, todas esas cosas que vemos, leemos y escuchamos a diario que vienen ocurriendo en el mundo.

Pero sin embargo y a riesgo de ser excesivamente localista, voy a referirme a algo que tenemos muy cerca y que los aficionados al fútbol (sí, esos raritos y cada vez peor comprendidos) estamos padeciendo partido tras partido.

El aficionado al fútbol, al menos el aficionado sevillista que es el que mejor conozco, tiene sus costumbres, rituales o manías, que ha aprendido de sus padres y abuelos y que entiende que van unidas de la mano del propio fútbol. Cierto que la esencia del futbol puede que sea el gol, los jugadores, el estadio, los colores, el escudo……………………

Lo que queráis, pero todo esto es completamente absurdo si yo en un partido no me puedo comer dos o tres paquetes de pipas o el mítico bocata de tortilla que nos hacía mi madre, por ejemplo. Porque de la cerveza CON ALCOHOL, como Dios manda, de eso ya ni hablamos.

¿Y a qué viene esto? Pues a que parece que el fútbol es el patito feo, el hermano pobre, el primo tonto o el cuñado pesao.

Los aforos están al 100% en prácticamente la totalidad de espectáculos incluso en recintos cerrados. El fútbol, al aire libre, solo permite el 60%.

Si voy al cine puedo comerme un tanque de palomitas, dos bolsas de chucherías y beberme 2 litros de cocacola, estando encerrado en una sala. En el fútbol no sólo no se puede llevar comida sino que ni siquiera puedo comer pipas.

ESO ES UN SACRILEGIO

Quieren crear afición al deporte. Pues a ver cómo aguantan a un niño en una grada, con la mascarilla puesta 2 horas y sin un triste bocata o refresco que darle. Vamos, ni a un niño ni a mí, que bastante penitencia llevamos por culpa de unos cuantos energúmenos y de unos gestores ineptos con el hecho de no poder tomarme una cerveza en condiciones viendo un partido de futbol cuando eso mismo puedo hacerlo en los toros o en un concierto.

No puedes llevar agua de casa por si hay una nueva oleada de COVID pero sí puedes pagarla a 2 euros porque ahí es imposible que haya contagio.

Impiden que la gente salga a partir de cierto minuto y tiene que esperar indicaciones, no como a la entrada que en la puerta 5 parece el “embarque del ganao”.

“Mantengan la distancia de seguridad por favor”……….¿pero qué distancia de seguridad?, ¿la que tengo con mis dos hijas en la grada? ¿o la que tengo con las mil personas con las que coincido al entrar en el campo?.

Vale que tenga que llevar la mascarilla, aunque antes haya estado de previa 5 o 6 horas (sí, eso es así y no preguntéis……) con varios amigos, alrededor de una mesa en un bar con las mascarillas en los bolsillos.

Tremendo lio en algunas puertas con los dichosos QR en los móviles. ¿Alguien me puede explicar qué diferencia hay entre acercar a la lucecita el móvil o acercar el carnet?

Digo yo que a pesar de la inutilidad más que demostrada de nuestros dirigentes políticos y a la ausencia total y absoluta de comités de expertos (que no os engañen, ni existen ni han existido), alguien aparecerá en este bendito país que se dedique a pensar de una vez en la gente, en la economía, en los negocios, en el futuro y dejarán de pensar en SUS chiringuitos, en SU presente y en SUS economías.

En Andalucía estamos ya sobre el 90% de personas vacunadas, posiblemente el tope al que podamos llegar o muy cercano. Las cifras de positivos, hospitalizados, UCI y fallecidos ha tenido un increíble descenso, gracias a Dios, a la paciencia de la gente y a la labor de los sanitarios.

¿Cuándo terminaremos de normalizar la situación en el fútbol?

¿Cuándo terminaremos de normalizar la situación en el país?

¿Cuándo tendremos unos políticos normalizados?

El Norte amigos míos, hemos perdido el Norte.

Autor
JOSÉ MANUEL ARIZA 23/02/2021

El amor en los tiempos del covid

Nacido en 1953. Técnico de aviónica jubilado. Sevillano, sevillista. Miembro del Área de Historia del Sevilla Football Club durante muchos años, ahora colaborador externo. Colaborador del Sevilla History Experience. Colaborador del programa "Historia viva" de Sevilla FC Radio. Propietario del blog algarivo.blogspot.com. Siempre SFC
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Saludos.

En 1985, el inconmensurable Gabriel García Márquez publicaba la novela “El amor en los tiempos del cólera”. Una historia maravillosa (amor y dolor, ciertamente y como toda buena pasión que se precie) de un autor intemporal capaz de emocionarnos sin barreras y para siempre. Decía aquel que la inmortalidad es la memoria de los demás.

Nota: prometo que no tengo lazos familiares con el protagonista principal.

Casi un año ya de la aparición del, probablemente, virus más “democrático” de la Historia. Democrático porque a diferencia de otros que se localizaban en colectivos más o menos definidos, éste no distingue entre ricos y pobres, sabios y tontos, famosos y anónimos… Por ello, el esfuerzo mundial para atajarlo está siendo descomunal. Está siendo ése esfuerzo, sin embargo, una muestra lamentable de que cuando se quiere, se puede. La cuestión es para qué y para quién se quiere. Y sobre todo, quiénes quieren.

Un año casi en el que hemos visto caer a familiares, amigos, conocidos… en una sucesión trágica en la que hemos “normalizado” ésa tragedia que se oculta detrás de las cifras. Y con la normalización, llega el relajo y la falta de prudencia (amparados en justificaciones pueriles por su peligrosidad) a la espera del “maná” de la vacuna.

En éste año de exilio forzado de nuestro Estadio, uno llega a comprender mejor a los verdaderos exiliados: los que tuvieron que huir del golpe de estado fascista; los que se fueron y se vinieron para poder comer y los que se van y se vienen ahora para… lo mismo.

Y uno entiende que tu tierra se te pegue al corazón (más que nunca y aun cuando los nacionalismos, de cualquier tamaño, bandera o color, te sean todo lo ajenos que quieras y una frontera te parezca una aberración) en la distancia y que unas sencillas sevillanas escuchadas lejos (incluso a los que aquí nos provoquen cero sentimientos) nos conmuevan. O que un Himno arrebatado, ése que cantas a voz en grito en Tu Estadio con cada partido, ahora, en la distancia “vírica”, te emocione tanto o más en privado porque sueñas con cantarlo Allí rememorando la descarga emocional. La primera vez que volvamos… habrá previa, vía y postvía. Prometido.

Porque tenemos nuestra Fidelidad (nuestra Fermina) particular en Nervión. Una afición rebelde, altiva y orgullosa; sólida, protestona, exigente e incansable… toda una Historia de amor forjada en 131 años y sin la que sería imposible explicar nada. O todo.

Casi un año ya sin pisar nuestra Casa, ése Lugar Maravilloso que nos permite sacar nuestros instintos más primarios, nuestras emociones por consanguinidad, afinidad y porque queremos. Los buenos y alguno malo, ciertamente, que aunque pueda estar “justificado” en algunas ocasiones, no hay mejor insulto que un marcador. Si puede ser abultado, insulto grave. Y si es de burreo… una temporada a la sombra.

Pasión, se llama Pasión (como la del Florentino de García Márquez) y rodeados y asediados por éste cólera del colérico siglo XXI, soportamos una tragedia que, al menos, nos regala momentos de euforia porque nuestro Amor nunca dejó de correspondernos. Encerrados en casa, el Sevilla FC nos dijo que no se olvidaba de nosotros; que nos escuchaba en la distancia; que sabía que sus Fieles estábamos ahí, a corazón abierto, y por ello nunca se detuvo a esperarnos (no moveros de casa que yo os lo llevo) e hizo lo que tenía que hacer: recolectar plata europea. Nos abrió la ventana para que nos entrara un vendaval de alegría entre tanto dolor.

Nos hizo además otra promesa: vamos a jugar para que soportéis mejor ése exilio, para que desde vuestros hogares, en HD, tengáis momentos importantes, ilusión y ganas de volver cuanto antes. Y cuidaros mucho que os queremos aquí a todos, si es posible, de regreso a Casa. Cuidaros que os necesitamos y que os tendremos la comida caliente para cuando volváis, para cuando volvamos.

Porque en ésos 131 años, hemos padecido muchos horrores: inundaciones, sequías, terremotos, epidemias, guerras… hemos bajado a los infiernos muchas veces y siempre nos levantamos, siempre. Aguantamos y nunca nos rendimos en las malas porque lo que más curte en la vida son los tropiezos, las caídas y los errores y por ello, los Triunfos, del tamaño que sean, nos saben mucho mejor, nos saben a Gloria.

Y porque somos agradecidos, en cuanto nos deje el cólera del covid, Allí estaremos como siempre y para siempre. Hasta la muerte.

Cuidaros.

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