Es ya una corriente de opinión, ignoro si mayoritaria o no, pero sí que está instalada en una gran parte del sevillismo de base (accionariado minoritario y socios) entre los que me encuentro: el actual Consejo de Administración del Sevilla FC presidido por Don José Castro Carmona debe dejar paso a nuevos directivos que renueven proyectos y que afronten con decisión los desafíos que afectan a la LFP y por tanto al SFC.
Por salud democrática, para renovar el aire viciado de un edificio cerrado a canto y lodo tras nueve años de gestión con sus luces y sombras, pero cerrado. Tanto tiempo en el cargo de casi las mismas personas solo genera intereses particulares que no redundan en beneficio de la entidad.
Hay escasa transparencia en la gestión del club a todos los niveles. Entiendo que a la canalla y fauna carroñera mediática cuanta menos carnaza se le dé mejor, pero todo tiene un límite. Hay asuntos que accionistas y socios deben conocer y no esperar al tiempo limitado de intervenciones de las Juntas Generales de Accionistas (JGA). Entre el sevillismo, existe la percepción de que el actual Consejo solo transmite en las JGA lo mínimo legal exigido sin percatarse de que si bien la ley los ampara, éticamente no están obrando bien ya que las SA de fútbol no sólo administran capital sino también sentimientos. Manda el capital, lo sabemos, pero somos muchos más accionistas minoritarios y socios de diferentes calidades quienes deseamos un modelo de gestión diferente y más transparente. La arquitectura legal entra en contradicción con la democrática. Mucha sensibilidad ha faltado en este Consejo para aclarar temas clave en el sevillismo (precios de los carnets, blindaje del RSP y su futuro -remodelación o traslado- protección del mosaico de Santiago del Campo, socios infantiles, política de cantera…) en los que las respuestas ha sido claramente insuficientes.
En este asunto de la transparencia, lo que no debe ocurrir nunca y ha ocurrido, es que se filtre al periodismo de jauría asuntos de vital importancia para la marcha deportiva del club. Ocurre todos los años en la mayoría de los clubs, los entrenadores cesan porque sus ciclos terminan, quienes eran héroes pasan a villanos. Nada nuevo es el cese de un entrenador y su reemplazo por otro, ni que cuando ya se ve que la nave no recupera el rumbo marcado las directivas inician contactos con otro. Lo que es impresentable es transmitir las negociaciones con el sustituto mientras el anterior sigue en el cargo. Opacidad donde y con quienes no se debe (socios y accionistas), y transparencia de “gargantas profundas” y “laringes desafinadas” con quienes sólo buscan titulares y de la que se aprovechan los buitres e hienas que tanta querencia tienen por nuestro club.
Independientemente de lo escrito, éste Consejo debe ir preparando ya su salida del club por otras razones: aparte la deficiente marcha deportiva del primer equipo que veremos si Sampaoli es capaz de rectificar la deriva negativa en caída libre generada en parte por el choque de egos de todos conocido, el accionariado y el socio está muy preocupado por la “política de cantera” que tanto se nos espeta desde la cúpula de la sociedad cuando se les inquiere. Hay muchas preguntas del sevillismo al Consejo sin respuesta:
En comparación a otros ¿Es escaso el salario de los profesionales (entrenadores y ojeadores) de los escalafones inferiores? ¿Hace falta renovar la dirección y coordinación de la cantera? ¿Es cierto que hay varios clubs andaluces y otro de la comunidad valenciana a los que las promesas del fútbol andaluz prefieren antes que al SFC y sólo por cuestiones económicas?
Al que le duele el club, ve al Sevilla At. despeñarse sin que nadie mueva a un dedo. Se programan partidos en el “Jesús Navas” a las 11´00 horas (intempestiva hora, ¿no?) y se facilita en exceso la afluencia de la afición visitante que suele ser ruidosa y anti-sevillana en tanto se dificulta la presencia de la nuestra. ¿Por qué no se ubica a la afición foránea en fondo? La marcha de los juveniles y del División de Honor no van muy allá, y el equipo que compite en el Grupo X de 3ª división, ya lleva dos derrotas seguidas en las últimas jornadas. Y a esto, cuando se inquiere a algún responsable ¿se la define como “política del club”? ¿Enfrentar a casi juveniles contra futbolistas de colmillos retorcidos, muchos ya de vuelta, y visitando campos extremadamente hostiles? Está bien que tengan que curtirse pero tal vez convenga también inyectar un poco de veteranía. Sabemos la lista de profesionales (Juanlu, Berrocal, Javi Díaz, Pozo, Alcedo…) que están dando juego en ambas categorías de la LFP e incluso en 1ª RFEF ( Pastor, Aspar) y que es una forma de ingresos del club, pero a lo mejor ha llegado el momento de variar la vía de acceso al profesionalismo en beneficio propio. Desde los tiempos de Navas y Reyes, hasta ésta temporada (Carmona y Kike Salas) y en virtud de la coyuntura que todo el mundo conoce, ningún canterano ha cristalizado en el primer equipo.
En otro orden de cosas ¿Cuándo va el Sevilla FC a dejar de prestar su nombre al “ocho” que compite en la regata S/B? Si se desea participar con dignidad, debería acogerse a estos esforzados remeros como una sección del club, porque de no ser así, sufriremos derrota tras derrota, año tras año, arrastrando la camiseta y el escudo del Club ¿Es que a nadie del Consejo se le ha ocurrido esto? Si la apuesta es ser sólo club de fútbol, pues que así sea, en tal caso quienes participen en la regata anual que sean exclusivamente un grupo de aficionados a este deporte que se declaren sevillistas, pero que no porten ni la camiseta ni el escudo de la entidad.
Y en cuanto a la defensa frente a las fieras carpeto-vetónicas, regionales y locales, el club parece abandonado a su suerte. Un presidente de la RFEF, claramente alineado con las tesis de la “Superliga” del “padre Pérez”, se permite con su señor progenitor el lujo de insultar al club, a la ciudad, a su presidente, y la única respuesta es un comunicado conjunto con otros dos clubs de los cuatro que han sido vituperados. Hay una autentica cacería contra nuestro director deportivo desde hace casi tres años, y ninguna reacción institucional (cuidado Ramón, que el domingo hay que rendir visita al lugar donde se inició todo, ándate con ojo frente a la “bienmandá” de mediapro).
Mi petición de dimisión del actual Consejo con su presidente a la cabeza, no debe interpretarse como un deseo de que el “eterno candidato” regrese a presidir nuestra sociedad con quienes le apoyen, extranjeros o nativos. Lo considero parte integrante de la opacidad vigente y no comparto su idea de creer que el club es suyo por derecho divino, aunque la Ley de SA le dé la razón. Es corresponsable también de ese aire viciado y rancio que aqueja al SFC y que, además con su actitud, no sólo no contribuye en nada a mejorar la marcha deportiva sino que, muy al contrario, la perjudica y mucho. Se le agradece haber catapultado al equipo al estrellato europeo y nacional, pero su tiempo pasó. No es el aire fresco que el Sevilla y sus abonados, accionistas y socios requieren.
PD: Abonado 37 del Sevilla FC y dueño de 7 acciones.
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