Ayer no pude ir al Sánchez-Pizjuán para ver el partido contra el Cádiz ni pude asistir a la concentración convocada por una gran cantidad de peñas sevillistas -entre ellas mi peña Hastalamuerte.net- para protestar por la situación actual de nuestro club. Y bien que sentí el no poder estar, pero las circunstancias mandan y no fui porque no estaba en Sevilla. Es más, estaba y estoy ingresado en el Hospital de Salamanca recibiendo un tratamiento para tratar mi enfermedad que estoy seguro que me va a llevar al #yomecuro. Estoy tan seguro de esto como de que nuestro Sevilla se va a salvar esta temporada. Cuando hablo de “salvar” me refiero a no descender, porque está claro que la temporada de un equipo Champions está siendo desastrosa, a pesar de seguir en la Europa League y en cuartos de final de la Copa del Rey.
Y se va a salvar gracias a la afición que tiene. Es evidente que los que meten los goles son los futbolistas. Y a estos los pone el entrenador. Y a este lo pone el director deportivo… y todo comandado por el presidente y su junta. Porque salvo que alguien demuestre lo contrario -y dudo que pueda hacerlo- para ganar partidos hay que marcar más goles que el rival… Y para marcar goles hay que tirar a puerta. Esto es así, no hay otra forma. Lo que sí creo que es verdad es que una afición puede ayudar a ganar partidos, aunque es evidente que desde el graderío no se pueden marcar goles. Y ayer fue un ejemplo claro de esto…
Las mismas personas que unos minutos antes estaban protestando frente al escudo del Sánchez-Pizjuán contra la gestión del club esta temporada son los que desde el pitido inicial no pararon de animar y de estar al lado de su equipo para conseguir la victoria. Y se consiguió. Costó mucho, pero se consiguió, gracias a un penalti transformado por Ivan Rakitic en el minuto 88. ¡Vaya partidazo del croata! Y no es el primero. Me consta que ha sido criticado en esta segunda etapa en el Sevilla por no aportar todo lo que se supone que debe aportar. Pero es que esta temporada hay tantos que no han aportado lo esperado… de los que juegan y de los que no. Eso sí, tengo que reconocer que yo soy muy de Rakitic… y espero que siga en esta línea ascendente para seguir ofreciéndonos tardes y noches de gloria. Falta nos hace, desde luego.
Y todo desde la distancia… Ahora comprendo a esos sevillistas que viven a muchos kilómetros de distancia de Sevilla y no pueden ir al Sánchez-Pizjuán para ver al equipo de sus amores. Porque no se trata de acciones, ni de dineros, ni de postureos… se trata de sentimientos, de algo que se ha vivido desde chiquitito, de algo que alguien te ha inculcado y que tú defiendes con todas tus fuerzas.
De eso se trata ahora, de defender al Sevilla con todas nuestras fuerzas, porque así me lo enseñó mi padre a mí. A lo mejor no podemos hacer mucho porque el poder ya sabemos dónde está, pero yo me quedo con ese sentimiento sevillista que llevaré a gala hasta la muerte. Y eso de que un enfermero te esté sacando sangre en el Hospital de Salamanca -sí, de Salamanca- y te diga: “Juanma, yo me llamo Javi, soy de Salamanca, pero soy sevillista como tú y nos vamos a salvar”. Esto vale millones… Y no saqué la bufanda del Sevilla que tengo en la maleta con el «Nunca me rindo» y me hice una foto con él porque estoy ingresado en aislamiento y por seguridad no me lo permiten.
Nota final: No quiero terminar esta columna sin agradecer el detalle que ha tenido el Área Social del Sevilla FC en este momento complicado que me ha tocado vivir. Detalle de club grande. Mil gracias. Volveré al Sánchez-Pizjuán a animar a mi Sevilla FC… Que no le quepa duda a nadie. Para el próximo partido en casa contra el Elche no me va a dar tiempo, pero volveré…
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