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El ambiente en el sevillismo anda crispado. No descubro nada.
En este momento entran en juego los personalismos. MI reflexión no va dirigida a nadie en concreto y a todos a la vez.
Nadie se extraña cuando la grada de nuestro estadio pita a un jugador, ejemplos no faltan. Por no citar los más cercanos, tenemos los casos de Montero o Francisco, ambos Dorsales de Leyenda del Sevilla FC, que en su día salieron llorando del campo tras enormes pitadas al ser sustituidos.
La afición sevillista te encumbra y te detesta según entre o no la pelotita, según que des una tarde de gloria o de perros.
No hay memoria para los éxitos si el viento cambia, el que ayer era insustituible hoy es carne de pitos o traspaso. La Ley del fútbol le llaman.
Esto, que tan asumido lo tenemos con los que visten de corto o dirigen el banquillo, parece que no es comprensible para los que habitan en los despachos.
Todo aquel que esté involucrado en la marcha del club no deja de ser un ídolo, una vitrina con la cabeza de oro, un cuerpo de plata que solo podemos ver en nuestro museo, pero los pies siguen siendo de barro.
No se trata de ataques personales (nadie en concreto y a todos a la vez), el momento objetivo hace que sea justa una crítica a la gestión, pero eso no debe convertirse en histeria colectiva, ni de aficionados ni de dirigentes.
Toca reflexionar en la planta noble, cómo encontrar soluciones, yo, simple aficionado, no las tengo, ni va en mi sueldo.
El romántico Sevilla somos nosotros que cantan los biris, no deja de ser una prueba más de su impagable (por muchas bromas y maledicencias que sobre su pago han salido) sevillismo, los que mantienen el Nunca se rinde, pero por mucho que nos duela no puede ir más allá que ser una inquebrantable declaración de amor a su… Sociedad Anónima Deportiva.
Estamos a tres meses de la Junta General de Accionistas, empezarán los movimientos y las banderías, cualquier candidato tomará como cosa personal que apoyes o no su gestión o sus intenciones de gobernar el club.
Se alzan voces pidiendo la unidad del sevillismo, pero ¿en torno a quién?
Las coaliciones de accionistas, que en las últimas juntas de accionistas se aglomeraban en dos facciones, no dan muestras, a día de hoy, de trabajar en busca de su unidad, al menos así se percibe desde fuera.
A los accionistas que no han sucumbido a la vorágine depredadora de la especulación y conservan su pequeño paquete, o una sola acción, les atosigarán con el si quieres más a papá o mamá. Pequeños accionistas es el apodo que usan algunos para designarlos, denominación con la que no estoy de acuerdo, son grandes accionistas, con pequeños paquetes de acciones. Es lo mismo pero no es igual.
Volverá a sonar el arrastrar de cadenas del fantasma americano…
El romanticismo de otras épocas ha desaparecido, la situación de gobernabilidad del club no puede compararse con otras ocasiones en las que hubo crisis deportiva. Por otro lado, a fecha de escribir este texto, está casi toda la temporada por delante y terminar un ejercicio suficientemente digno.
Se alzan voces pidiendo la unidad del sevillismo, pero ¿en torno a quién? ¿Existe voluntad de una gestión profesionalizada del club? ¿En este ambiente de crispación alentada cabe la pretendida unidad?
La sensación que llega es que se pretende una unidad del sevillismo en torno a alguien, el que sea, y no en torno al Sevilla Fútbol Club. Una unidad que pretende apoyo inquebrantable al personalismo.
La Junta General de Accionistas del próximo diciembre nos despejará las dudas, esperemos que no se salde con un horizonte con más dudas de las que tenemos ahora.
Pafraseando a D. Ramón Sánchez-Pizjuán, hoy se podría decir que: El Sevilla no eres tú, ni yo, ni aquél…El Sevilla son las acciones y los grupos de capital. La parafrase no es mía, sino de un gran sevillista que me a soltó, así de golpe el otro día y cuánta razón tiene.
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