Le vi jugar, y lo recuerdo formando línea con el de Los Molares Antonio Rincón “Toni”, con el paraguayo Toñánez, y también con el algecireño Juan López Hita, y cómo nos ponía a la grada un nudo en la garganta, por no decir otra cosa, cuando sobre la media luna del área propia se pasaba el balón en horizontal con sus compañeros de defensa, especialmente con Santos Bedoya, ante delanteros rivales que ávidos esperaban la cantada. Lo hacía además de una forma muy peculiar, sacando el pecho y estirando el cuello, de ahí el apodo que la afición le puso: “pecho lata”.
Lo vi ya retirado del fútbol por la Avda. Menéndez Pelayo a la altura de los Jardines de Murillo conduciendo un taxi en dirección hacia la Puerta de la Carne, casi no me lo creía, y a punto estuve de estamparme con el “Panda” de mi propiedad al percatarme de la dedicación profesional de quien significó una época larga en el primer equipo. Entonces a los ex-futbolistas, por lo general, solo les quedaba como salida una vez colgadas las botas la tienda de deportes, la cafetería o los banquillos, pero ¿El “pecho lata” conduciendo un taxi, con todos mis respetos al gremio? Él lo explicó recientemente, en su época no se ganaba tanto.
Me estoy refiriendo claramente a Manuel Costas Sanromán que se fue al tercer anillo este último 15 de Diciembre. Dos de los tres centrales que marcaron mi infancia y adolescencia, Marcelo Campanal y Manuel Costas han desaparecido en este infausto año de 2020. Este defensa afincado en Sevilla una vez concluida su carrera futbolística, nació en 1942 en Panjón (Panxon), concejo de Nigrán, Ría de Vigo al SO de la ciudad homónima. Se inició en el fútbol en el desaparecido Club Dunas de su pueblo natal, luego pasó al juvenil del San Miguel de Vigo, barrio de Oia, y de allí saltó al Gran Peña, también de Vigo, en 3ª División. Sus inicios fueron de delantero centro. Haciendo el servicio militar en Ferrol y jugando allí en el club local, el Racing, el mítico Pepe Brand lo descubrió y lo trajo a nuestra ciudad en 1963.
Ya en Sevilla, empezó a jugar en el filial, grupo XII de 3ª. Pero esa misma temporada Otto Bumbel lo alineó un lluvioso día de Diciembre de 1963 contra el Atlethic Club de Bilbao. Jornada 11ª del CNL, pitaba Vicente Lloris Antonino, del colegio valenciano. No fui al RSP porque mi padre, perspicaz de lo que iba a ocurrir por la mediocre marcha del equipo y tal y como estaba la tarde, me convenció para que me quedase en casa. Esa tarde se alineó en el eje de la defensa con Donato, Luque, Gallego y Marcelo Campanal. El club vizcaíno se adelantó con dos “goals” de Sáez y Arieta, 0-2 al descanso. Gallego acortó distancias en la 2ª parte. Resultado final, 1-2. Tras su debut, jugó tres encuentros más hasta fin de año, uno, con victoria 1-0 contra el RMCF. Luego no fue alineado hasta la jornada 22ª contra el FCB, y finalmente jugaría dos encuentros más.
Fernando Daucik, entrenador del SFC para la 1964-65, no contaba con él y los últimos seis meses de la temporada fue cedido al Real Club Recreativo, de la ciudad de Huelva, el cual se debatía discretamente en el grupo sur de 2ª División. Allí coincidió con José Cardo, hermano del “cateto” de Coria, Maguregui y Enrique Mateos. ¡Cuánto sevillismo a orillas del Tinto y el Odiel! En tales casos nunca se aplicó eso de “lo que diga el Recre” tan de actualidad por otras razones y con evidentes reminiscencias “donmanuelinas”. Costas no ha sido el único profesional cedido al Real Club Recreativo, de la ciudad de Huelva, por el SFC.
Jugó 16 encuentros acumulando un total de 1440 minutos. En su primer partido como recreativista, Estadio las Colonias del extinto C.D. Abarán (Murcia), fue alineado por su entrenador, Ramón Cobo, como defensa central, y con tal demarcación regresó a Sevilla al finalizar el campeonato. Con Eizaguirre en el banquillo, Costas, ya fue un fijo en la defensa del SFC desde la 1965-66. En aquella “década prodigiosa” del ya muy televisivo “Madrid Ye-Yé”, le tocó bailar con la más fea doblemente: por la mediocridad del equipo en los torneos oficiales fruto de la depauperada situación económica de la entidad, y por asumir valientemente ser el central de referencia en la zaga tras la marcha de Gallego al FCB y el ocaso de Campanal, que fue al Deportivo al final de esa campaña. Aún así, fue elegido tres temporadas seguidas mejor jugador del equipo en aquél proceloso tiempo para el sevillismo en que tres entrenadores, Ignacio Eizaguirre, Sabino Barinaga y Antonio Barrios no concluyeron el CNL con el SFC entre 1965 y 1968 siendo sustituidos todos por Juan Arza.
Como profesional del Sevilla, conoció una de las dos épocas de mayor turbulencia en los CASI 131 AÑOS DE HISTORIA de nuestro club. Vivió la tarde del 28-4-1968 en el RSP jugando contra sus paisanos del Pontevedra CF la pitada al equipo como protesta-desahogo de la afición que no digería el descenso de ese año. Sin embargo, la temporada siguiente, la del ascenso, llegó a acumular con Juan Arza 3.308 minutos. Con Max Merkel, estaba en la plantilla del tercer puesto en 1ª. Tuvo la nada despreciable cifra de 4.645 minutos en los ejercicios de 1969 a 1971. Completó entonces la línea defensiva con Santos Bedoya, Chacón y luego Pazos. Su mejor época, protagonizando en 1970 la única eliminatoria de la Copa de Ferias que se pudo jugar contra el Eskisehirsport Kulübü turco, siendo testigo de la encerrona del partido de vuelta en el Atatürk Stadium bajo la impasibilidad del árbitro alemán oriental Gerahrd Künze. Ese día, curiosamente, Max Merkel lo alineó de nuevo como delantero. (La foto de abajo es del partido de ida en el RSP. El SFC vistió de rojo por la reglamentación UEFA de la época. Costas, a la derecha junto al trío arbitral dirigido por el Sr. colegiado Jacques Colling, de Luxemburgo, y el capitán turco.)
En 1971 se inició un nuevo declive de la entidad que terminaría con otro doloroso descenso, por lo inesperado. La directiva presidida por Cisneros Palacios trajo al psicólogo Dan Georgiadis que acabó cesado en la jornada 23ª porque el equipo que tuvo un inicio de campaña fulgurante empezó a dar síntomas de agotamiento en noviembre y al comienzo de la 2ª vuelta se había caído y no remontaba (alguna vez habrá que analizar qué ocurrió y cómo pudo venir semejante entrenador). Le sustituyó el inglés Vic Buckingham que tampoco consiguió detener la caída libre y el SFC conoció un segundo descenso en poco tiempo. Costas figuró aquella temporada como suplente.
Fueron tres campañas seguidas en Segunda, de 1972 a 1975. Baile de entrenadores, Juan Arza, Artigas, Happel, Santos, Buqué y finalmente Roque Olsen. En la temporada 1973-74, la más triste del Sevilla que recuerdo jamás, recuperó su titularidad y fue elegido por 4ª vez mejor jugador del equipo. Disputó su último partido con el SFC la tarde vergonzante de Linarejos, y fue en la ciudad jienense donde colgó las botas en 1975.
Costas empezó en el SFC con Gallego y Campanal II, y terminó en el equipo de Biri Biri, Curro San José y Pablo Blanco. Once temporadas en la época convulsa más larga de nuestra entidad. Se avecindó en Sevilla, fue taxista y comerciante de pipas y chucherías. Homenajeado por el club hace cinco años al concederle la insignia de oro por sus 288 partidos como sevillista y por sus tres “goals”, nunca renunció a sus dos equipos, SFC y RC Celta, ni a sus orígenes gallegos, pasaba en su Panxón natal todos los veranos y jamás perdió el acento de su tierra. Descanse en Paz.