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fuente: afp
RAFA VELASCO 12/04/2022

Robo de sueños futbolísticos

No sé si se trata de la edad, que uno madura, aunque no quiera o será el hartazgo de tantos años presenciando el mismo espectáculo del doble rasero, pero lo cierto es que me encuentro en ese momento, futbolísticamente hablando, en el que he perdido la poca fe que aún mantenía en los estamentos del fútbol español.

La manipulación interesada y mezquina de una gran herramienta como es el VAR, que venía a poner justicia donde no la había, le ha dado el puntillazo final.

Desde pequeño siempre vi en nuestro país un poder mediático descaradamente vendido a las masas como un binomio de poder en el que te tachaban de raro si no eras del Real Madrid o Barcelona.

Los árbitros casualmente siempre se equivocaban a favor de los llamados “grandes” que cuando salían perjudicados en alguna jugada puntual, magnificaban el error en los medios de comunicación de manera que esa equivocación pasaba a ser la mayor muestra de injusticia de la competición.

Los errores arbitrales sufridos por los demás equipos eran muy frecuentes, pero mediáticamente no existían porque realmente no interesaba y quedaban relegados o escondidos.
Lo que cuento es tan conocido y está tan demostrado que no necesita de muchos más datos para que pueda ser corroborado por todos, menos por los medios que informan con la bufanda puesta y anteponen sus intereses personales a la imparcialidad debida en su labor profesional.

Llevamos tanto tiempo viendo la prostitución periodística en España que ya no nos sorprende nada.

Los equipos que tienen mejores plantillas y más poder económico y mediático tienen todas las papeletas para el triunfo final, pero si este no llegara, actúa el mejor actor de esta representación teatral, el árbitro de turno.

Y como el maná caído del cielo, como el justiciero protagonista de las películas, llegó el VAR para hacer justicia en este mundo del fútbol tan corrupto y dar las mismas oportunidades a todos los equipos.

Durante un tiempo soñamos con la justicia y creímos que se habían terminado los tiempos en los que el hurto futbolístico era la mejor jugada para ser campeón.

Pero ya hemos comprendido que eso solo pasa en las películas de ficción, porque en la vida real el malvado y poderoso gana siempre.

En cuanto los poderosos vieron que podían perder parte de su supremacía pusieron a trabajar a todos sus adláteres y de forma sibilina pero muy eficaz, hicieron que el superhéroe VAR siguiera y siga vestido de Superhéroe, pero con corazón de villano.

Y en esas estamos, en una sociedad donde los valores pasan a un segundo lugar, donde el respeto está en desuso los que deben impartir justicia se sienten cómodos impartiendo “su” justicia, las que les viene bien a ellos y a los demás solo nos queda el papel de aplaudidores.

Mi amor al Sevilla FC vivirá conmigo siempre como sentimiento intrínseco en mí, como legado imperecedero de mi padre, pero llegado este momento y viendo que las esperanzas de justicia se han desvanecido hasta convertirse en sueños imposibles, me pregunto ¿Merece la pena seguir siendo parte de esta farsa?

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