Escribo tras haber visto la defensa numantina del Cádiz en el Santiago Bernabéu. Hoy no pensaba escribir, pero, pasadas dos horas de la finalización del encuentro, veo, escucho, leo y no puedo más que sentir una rabia inmensa tras la defensa, en televisión, radio o prensa escrita en twitter del actual líder de La Liga. Y es que la entrada de Casemiro castigada con amarilla es ROJA en cualquier punto de España excepto para los medios con sede en la capital del Reino. Es roja para todo el que no sea Madrid, así como para la prensa extranjera, que ven con asombro como se interpreta el reglamento en España según el escudo que porte el infractor. No me cabe la menor duda que, de haber sido al revés, el jugador del Cádiz habría sido sancionado con roja.
He estado ‘bicheando’ un poco por internet, nada de investigación seria, tampoco lo pretendo y ahora, oyendo radio o viendo televisión hay casi dos millones de españoles recibiendo la doctrina oficial que emana de los medios ‘controlados’ por el régimen.
Por citar los de mayor audiencia, hoy domingo por la noche (ya lunes) hay unos 700.000 oyendo “El Partidazo”, unos 670.000 están con “El Larguero”, 250.000 prefieren “El Transistor” y otros 250.000 estarán siguiendo por tv “El Chiringuito”, ese esperpento de Mega elegido por Florentino para la presentación de su juguete roto.
Mañana seguirán machacando Marca o As, entre otros, más las terminales provincianas de las susodichas radios, que serán nunca mejor dicho “la voz de su amo”.
Todo esto después de haber defendido a su Atlético de Madrid y la gravedad de la concesión del gol que dio la victoria al Sevilla, que nunca debió subir al marcador por falta previa de Delaney en el salto y juego peligroso de Koundé al dejársela a Ocampos.
Lo peor de todo es que, la mayoría de las veces consiguen su objetivo, que no es otro que amedrentar a los árbitros que, conscientes de la que les va a caer (incluso desde dentro del estamento) suelen dejarse llevar hacia donde fluye la corriente. Es más fácil “interpretar” cualquier jugada hacia donde sopla el viento y lo que un día es claro penalty por mano de Ocampos, la misma jugada no tiene ninguna sanción a la semana siguiente, si el protagonista es Casemiro.
En manos de esta gente estamos.
El fútbol profesional no debería mantener por mucho más tiempo esta situación. Es mucho lo que hay en juego para consentir estos escándalos. Según el estudio de PricewaterhouseCooper (PwC) publicado en la Newsletter de LaLiga en julio de este mismo año 2021, el fútbol profesional genera 185.000 empleos (0.98% de la población activa) 15.688 millones en ingresos (1.37% del PIB) y 4.100 millones en impuestos, entre otro montón de cifras que están a disposición de quien las quiera consultar. Cifras que demuestran que el fútbol profesional es una de las principales ‘industrias’ de este país.
¡Y estamos en manos de quien estamos!
Jugando algunos con las cartas marcadas, temiendo levantar la cabeza los otros por temor fundado a las represalias, mirando de reojo a quiénes deberían acompañar en el necesario cambio, desconfiando.
Por otro lado, la indiferencia de un Consejo Superior de Deportes indolente, máxima autoridad política en España, mira hacia otro lado sin atreverse a “coger el toro por los cuernos”.
Es posible organizar a las aficiones, a reclamar lo que por derecho nos pertenece y una ley nos arrebató, a influir y participar en la toma de decisiones, a exigir modificaciones normativas que nos devuelva lo nuestro, a que se nos dé el peso que nos corresponde…
Mientras no nos organicemos, los aficionados seguiremos hablando de la corrupción de la liga, la Federación, el arbitraje, la mafia, la indiferencia del CSD… y seguiremos estando en manos de quienes estamos.
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