La increíble cercanía a los puestos superiores, la presión de la prensa, la confianza de los otros equipos, el miedo del vecino y la concentración única y plena a la liga, consiguió que retumbara dentro de nosotros ese tan últimamente sonado “y si…”. Algo inopinado puesto que entre la afición siempre ha habido juicios negativos respecto a esta competición.
Tras la derrota en casa frente al Athletic y el empate en Valdebebas, este sueño se nos nubla. Así pues, debemos tener presente cómo hemos llegado a lo alto de la tabla y recordar nuestro objetivo. El Sevilla ha carecido de descanso, compitió en la Supercopa de Europa, en la Copa del Rey, en Champions y en Liga. Y me reitero, sin apenas descanso alguno. Y, ahora que nuestro objetivo prioritario ha sido cumplido con éxito de más y tiempo de menos, ya que nos clasificamos matemáticamente con anterioridad, proseguimos a recordar la primera reacción de nuestra institución frente al inicio de esta liga internacional y la bonita costumbre europea con la que han convivido los jóvenes rojiblancos.
La denominada Copa de Europa, actual correspondiente a la Champions, nació en 1955 a raíz de la idea de un periodista francés que soñaba con ver competir a los grandes clubes. Y, ya que por aquel entonces la iluminación en los estadios había llegado, la idea consistía en que los partidos, que serían con ida y vuelta entre los 16 mejores equipos de Europa, tuvieran lugar por la tarde-noche y entre semana.
En su nacimiento, fue una competición algo juzgada. La mejor y más cercana demostración de ello, es la reticente postura de nuestro querido Sánchez Pizjuán. El presidente no estaba del todo a favor en esta internacionalidad. Prefería fortalecer la selección española y la propia cantera Sevillista, antes que disputar una doble liga. Se opuso así, de primeras, a ese planteamiento, pues objetaba además, que eso acarrearía diferencias entre clubes, tanto económicas como mediáticas. Sorprendentemente, una circunstancia muy similar a la que hemos vivido hace poco con la fallida Superliga.
En escasos meses del alza de dicha idea, se llevó a cabo. Su primera edición tuvo lugar en la temporada 55-56. El Sevilla no se estrenó hasta la 57-58, debido a que el Real Madrid ganó la primera edición de la misma y el Campeonato de Liga a su vez. Por lo que, el subcampeón se clasificaba directamente. Es así cómo nos enfrentamos y ganamos al Benfica de Lisboa y Aarhus de Dinamarca, llegando a los mismísimos cuartos de final. El Madrid fue el siguiente contrincante, que nos derrotó y posteriormente acabó proclamándose vencedor del campeonato.
60 años después, el club hispalense volvió a clasificarse en cuartos de final en esta competición. En el siglo XXI, el Sevilla ha participado un total de 17 veces en competiciones europeas, 8 de ellas en Champions. Por esa razón, hay quienes dicen, que los de mi edad, han disfrutado de un Sevilla campeón. Que mi generación desconoce el fracaso y por ello, somos unos “Sevillistas mimados”. Que no sabemos valorar la gloria porque estamos acostumbrados a ella. ¿Es ese un juicio justo para desvalorizar nuestra historia o medir en mayor o menor medida la pasión de los jóvenes sevillistas?.
El Sevilla es porque fue. Y, yo al menos, daría lo que fuese por vivir el Sevilla de antes, con todas sus decepciones, disfrutando de las antiguas y grandes estrellas, así como del que considero el verdadero fútbol. Todo tiene su proceso, si nuestro Club no se hubiese caído y levantado, además de triunfar pese a no conseguir títulos con esta envergadura, no estaría donde hoy. Ciertamente, hemos tenido la fortuna de vivir años gloriosos con nuestro Club y tenemos normalizado el tocar plata o al menos estar en Europa. No obstante, nuestro Sevillismo no se calibra en base a eso. Y, como decía antes, algunos tuvieron la suerte de disfrutar del fútbol rudo con altibajos y otros del ya fútbol moderno y triunfos. Bendito aquel que haya disfrutado de ambos. Y bendito aquel que no dude ni desprestigie y haya acompañado al Sevilla en toda situación.
Mientras tanto, un año más engalanando Europa de rojiblanco. Un año más para dar un paso más. “Hemos venido para quedarnos” dice Monchi. Y así será. Y, es que, fíjate si eres grande, Sevilla, que pese a vivirte en tu mejor época, no paras de sorprenderme.
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