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JULIÁN RUIZ 04/01/2021

La controversia de la cantera

Uno de los temas que nunca pasará de moda en la afición sevillista, será el de la utilización de los jugadores canteranos que se hayan curtido en las instalaciones de la carretera de Utrera. Que si son pocos, que por qué se venden sin darles oportunidades, que para qué traer a un extranjero que no juegue, que para eso le damos los minutos a un chaval del filial. En un tema tan peliagudo, voy a tratar de narrar mi experiencia como aficionado en algo que siempre está presente en cualquier conversación de grupo o foro de sevillistas.

Era uno un crío, allá por los años 80 y coleccionaba cromos a la vez que o mi padre me hablaba de los Blanco, Álvarez, San José, Montero, Francisco, Juan Carlos, Moi y un largo etcétera. Hasta me contaba lo incansable que era Enrique Lora o como fue el fichaje de Julián Rubio por el Barcelona (creo recordar), y la enorme valentía que había mostrado Manolo Cardo al asumir las riendas del primer equipo y ascender a jugadores canteranos. Era un fútbol muy distinto al actual, donde los jugadores permanecían hasta diez o doce temporadas en un mismo club, donde el ochenta por ciento de las plantillas lo formaban jugadores criados en la propia entidad, con algunas incorporaciones nacionales (pocas) y para completar, dos o tres foráneos.

Ha cambiado mucho el fútbol en estos últimos cuarenta años, tanto en el diseño de equipaciones (calzonas incluidas), estética de los futbolistas, nivel físico, de presión o velocidad del juego, como en la confecciones de las plantillas de los equipos, donde salvo contadas excepciones halladas en el País Vasco, en el resto de clubes proliferan, predominan y hasta abundan jugadores no formados en esos clubes.

Pero cualquier sevillista que esté leyendo esto dirá que tocó la plata nunca soñada en 2006 (por duplicado), 2007 (por triplicado), 2010, 2014, 2015, 2016 y la última en 2020. Hasta incluso jugó una final de Copa del Rey en 2018 de nefasto recuerdo y peor resultado en el Wanda Metropolitano. Desde este punto de vista parece que no hay debate alguno en la gestión del club. El que pueda que empate, no perdiendo nunca de vista el prisma sevillista, ése que una temporada buena era quedar séptimo para jugar la UEFA si el campeón de Copa era fulanito, ése que una temporada normal era terminar el doce y en una mala temporada hasta te ibas a Segunda. Los que peinamos canas, pensamos muy diferentes a las nuevas generaciones que han nacido con esta cantidad de títulos inimaginables. Y no porque seamos más listos, sino por las experiencias vividas.

Por ello, levanto la cabeza en la última década y se podrían citar muchos jugadores canteranos por los que se han escrito páginas y páginas de foros sevillistas, bebidas cervezas y cervezas en las previas de los partidos, e incluso conversado y hasta discutido con el compañero de grada durante un partido. Y todo esto, a lo mejor, puede resumirse de manera muy brusca en que, dada afortunadamente, la actual exigencia del Sevilla FC y el nivel de la cantera sevillista, quizás no exista el equilibrio deseado por todos.

Todos convendremos que hay determinados jugadores que llegan solos al primer equipo dadas sus extraordinarias cualidades, independientemente que el filial esté jugando en Segunda, 2ª B o Tercera División. Muy patentes están los casos de Reyes, Antoñito, Antonio Puerta, Jesús Navas, Carlos Marchena o Sergio Ramos. Es que además de llegar, agarran la camiseta de titular, se asientan o incluso, generan traspasos millonarios. Este tipo de jugadores no creo que haya quién los discuta.

Pero si bajamos un escalón, entiéndase desde el respeto, empieza la discusión. Todos recordamos ese equipo filial de Manolo Jiménez, allá por los años 2005, que buscaba el ascenso a Segunda División, temporada tras temporada, con jugadores como Javi Varas, David Prieto, Lolo, Pablo Ruiz o Kepa entre otros. Creo que todos los citados tocaron plata europea o nacional, quizás con menos protagonismo para Pablo Ruiz, defensa muy elegante con problemas de lesiones. Pues sinceramente creo que ninguno jugaría en el actual Sevilla y serían tan criticados o más que los Sergi Gómez o Gnagnon, porque aquí somos para querernos, para qué negarlo.

Al inicio de esta década que hoy toca su fin, apareció Ramón Tejada con un filial ilusionante con Dani Jiménez, Bernardo, Campaña, Luis Alberto y Rodri entre otros. Ahí veíamos madera. Ellos iban a ser nuestros representantes de cantera en el primer equipo y hasta el entrenador de futuro en el club. Pues sea como fuere, Ramón Tejada está lejos de los banquillos, ocupando puesto en la secretaría técnica del Huesca, Dani anda curtiéndose en las porterías de Segunda División no habiendo sido titular en varios equipos. Bernardo jugó en Gijón, Girona o ahora Español, lejos de las aspiraciones del Sevilla citado al inicio del artículo. Rodri ha dado muchísimas vueltas por Europa y España, no siendo el delantero por el que se formó tanto lío en los foros sevillistas cuando fue traspasado por 1,2 millones de euros al Barça B.

Y dejo para el final los ahora deseados Campaña y Luis Alberto. El centrocampista pasó sin éxito alguno entre 2013 y 2015 por cuatro grandes ligas europeas (Crystal Palace, Nuremberg, Sampdoria y Oporto), para aterrizar en la 15/16 en el Alcorcón donde empezó a exhibir el potencial que atesora y demuestra en el Levante. ¿Habría aguantado la afición sevillista a un jugador esas dos temporadas sin jugar ni rendir? ¿Hay algún club que soporte eso? Y era el mismo jugador que exigíamos a Gregorio Manzano que lo subiese al primer equipo, aunque luego lo hiciese con el ínclito Míchel. Con el mediapunta de San José del Valle, el camino fue diferente. Se le tildaba de frialdad pero de clase excelsa que ya demostró en el Barça B y en el Dépor junto a Lucas Pérez, tras un periplo en el Liverpool que no fue de grato recuerdo. Ahora lidera la Lazio y es un jugador más que contrastado, eso es indudable, aunque tengo mis dudas si se habría sido paciente con él en el club, desde el entrenador hasta la propia afición.

Podríamos seguir horas y horas. Ivi. Otro caso más en el que el Sevilla realiza un traspaso de 1,2 millones de euros al Levante, tras una magnífica temporada en Segunda División con el Sevilla Atlético. Tras “la pérdida” del enésimo jugador que podría haber triunfado, éste fue traído de la cantera del Getafe, ha pasado sin éxito y sin minutos por Levante, Valladolid, Gijón, Huesca, Ponferradina y, ahora en Polonia, en sólo tres temporadas.

Si dieron el salto los Sergio Rico, David Soria y Alberto Moreno. Los tres tocaron plata europea, aunque con resultados muy dispares. Desde la más exacerbada crítica a un portero que llegó a ser internacional, hasta una gran venta del lateral izquierdo, sumido en continuas lesiones desde hace un tiempo. Perdurará en la afición sevillista el por qué no jugaba David Soria o el por qué se traspasó tan barato al Getafe.

Sin embargo, nada más se supo de los Pejiño, Berrocal (era de Machín) o el inminente José María Amo que iba a romper en central de selección, graves lesiones de rodilla aparte. Por eso no sé si como decía antes, somos para querernos y dentro de esa bendita exigencia que tiene el sevillismo con los suyos y que ha permitido contribuir al crecimiento de la entidad, nos gusta un drama más que una telenovela. O qué pasó con Juan Soriano (ahora en el Málaga) y que según el aficionado sevillista, éste sí era el bueno y mejoraba en mucho a Rico o Soria.

Y si has llegado hasta aquí, podemos seguir con los Pozo, Bryan o Carlos Fernández, ahora tan de moda, en un delantera “tan normalita” o de “las peores que hemos tenido en los últimos años”. Creo que tener a un canterano en la primera plantilla sin jugar es un tremendo error, por lo que veo genial que se curtan los dos primeros en el Eibar. Ya veremos si, precisamente otro técnico vasco, cuenta con ellos el año próximo o no, que no parecen ser de su agrado, al igual que pasa con Carlos Fernández. Tras una exitosa temporada con casi quince goles en el Granada, con su valedor Diego Martínez, no es del gusto de Lopetegui y tuvo un infructuoso traspaso a finales de verano. Pienso que todos nos preguntamos si los minutos del actual De Jong (el mismo que nos dio con sus inesperados goles la última Europa League), podrían serlos para Carlos Fernández y que rendimiento ofrecería. Ahora que En Nesyri parece más asentado y acertado cara a portería, pensamos que Carlos Fernández, un segundo punta, no lo olvidemos, no tiene sitio en el esquema de Lopetegui.

Así que podríamos ir a la tremenda y decir que para que no lleguen jugadores al primer equipo, no queremos la cantera. Se puede pensar que una buena venta canterana amortiza la inversión anual que en ella se hace. Podríamos ser más razonables y pensar que el actual nivel del primer equipo y de la cantera está muy desfasado, por suerte o por desgracia, según el prisma con el que se mire. Si te gustan los Fer Niño o Yéremi del Villarreal, quizás a ellos les guste o nos envidien la cantidad de finales vividas que llevamos en el cuerpo y la de títulos levantados a nivel nacional y continental. Yo, que soy un aficionado sevillista, pienso que los Juan Cala y compañía, deben estar en la grada para animar y que los buenos, independientemente de donde hayan nacido, una vez se pongan la camiseta que reconozco como mía, que se partan la cara y a ser posible, toquen plata, que como nos hemos acostumbrado, nos encanta y no lo cambio por nada. Y ya han pasado quince años. Casi ná.

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