Mucho se habla y se escribe sobre la posibilidad de que nuestro SFC se convierta por fin en un serio rival que rompa el monopolio que históricamente, salvo excepciones, han poseído RMCF, FCB y CAM SAD. Las entrevistas a la cúpula dirigente del club y a sus profesionales tras cada partido o en ruedas de prensa van en ese sentido. Las respuestas de los entrevistados no despejan demasiado tal enigma, reconocen la extrema dificultad del evento pero no renuncian a nada.
Hace cuarenta años, cuando la Real Sociedad quebró excepcionalmente el monopolio citado arriba, los profesionales y directivos del club guipuzcoano respondían a preguntas de la prensa deportiva sobre sus objetivos que “alcanzarían la meta máxima a la que pudieran llegar”, sin concretar nada. Insinuaban que sería la marcha del campeonato la que iría marcando el objetivo final de la entidad “txuri urdin». Durante tres temporadas seguidas la Real aspiró (1980) y no logró el entorchado por un polémico arbitraje del sr. colegiado valenciano Gª. Carrión en el Santiago Bernabéu (23-3-80) y un final de temporada en el que los maletines voladores hicieron lo propio: último partido de liga en el RSP y un SFC, entrenado por el madridista de cuna Miguel Muñoz mas actuación estelar de Bertoni, gana 2-1 a la Real que solo necesitaba el empate para alzarse con el título. Pero en los dos cursos siguientes (1981 y 1982), con todo merecimiento, sí campeonó.
Los condicionantes de aquella gesta de los donostiarras tienen que ver con la coyuntura histórica del momento y no es asunto de comentario en estas páginas, pero fue una verdadera hazaña. En ese sentido, y analizando la evolución del fútbol en España sostengo que para ser campeón de liga hacen falta tres cosas:
1.- Tener una primera plantilla profesional por lo menos igual que la del RMCF, FCB y CAM SAD.
2.- Tener un bufete de abogados que den la batalla con solvencia y seriedad en los despachos y sótanos de las instituciones del fútbol español.
3.- Disponer de unos órganos de prensa propios, de alcance extenso, más otros generalistas que sean, o tengan elementos, afines que afronten con firmeza y con razones las campañas calumniosas, insidiosas y vejatorias a las que a menudo se ha sometido al club cada vez que se ha producido algún rifirrafe especialmente con los rivales capitalinos, y combatan a los que alimentan nuestra injusta mala fama.
Y como añadido, para reunir las condiciones expuestas, hace falta mucho, mucho dinero.
Sinceramente, no veo a nuestro SFC en condiciones ahora mismo de dar ese salto, aunque la labor del Consejo en esa línea es meritoria. La temporada 2020-21 acaba de empezar aún con el buen sabor de boca de la que acabó la tarde-noche agosteña de Colonia. Es pronto para un análisis de posibilidades. No debemos olvidar que esto no deja de ser un juego y el azar influye. La batalla mediática, los re-arbitrajes, la maniobras desestabilizadoras externas y extemporáneas empezarán hacia la 2ª vuelta si el equipo se mantiene en posiciones altas. Queda pendiente un partido contra el CAM SAD, el que hubiera sido la 1ª jornada de la presente liga 20-21, que deberá celebrarse el 12-1-21. Y ahí nos esperarán, y en función de la situación previa, o del resultado, se dará el pistoletazo de salida para la caza y captura del sevillista, metafóricamente hablando.
No obstante parece, y repito, “solo parece”, que algún avance hay que permite ilusionarse con incrustarse entre los aspirantes de siempre. Me explicaré.
El partido que cerró la 5ª jornada del presente CNL 20-21 y enfrentó al FCB y al SFC tuvo, ya en el descuento, una de esas jugadas que, por lo común, se hubiese resuelto a favor del local y nos hubiese dejado la cara de tontos. Para mí, el lance en cuestión, el de Messi con Diego Carlos, no fue penalti, como mucho, interpretable por el sr. colegiado extremeño Gil Manzano y/o sus asistentes a pie de calle y/o Mtez. Munuera en el VOR-VAR. En otro tiempo nada lejano, con otro SFC o cualquiera de la LFP que no fuesen los del duopolio+1, la jugada habría terminado con el equipo arbitral señalando el punto fatídico. Ni Messi en el césped, ni Koeman en rueda de prensa profirieron la más mínima protesta. Solo un medio en la órbita culé, Mundo Deportivo, presenta escandalosamente la referida jugada en su portada, más pensando en su odiado rival del duopolio+1 que en el SFC, “Atraco al Barça en el Camp Nou” refiere Joan Poquí en el diario catalán. El medio en cuestión, sin embargo, reconoce claramente el buen hacer del Sevilla tanto táctica como técnicamente. Otros periódicos afines a la causa “blaugrana”, deportivos y generalistas, omiten por completo el lance y alaban al club visitante: “Punto de Optimismo, un Barça valiente no sucumbe al planteamiento táctico de Lopetegui” titula Diario Sport que en la previa definía el choque como “test de champions”. El generalista La Vanguardia escribe: “El Barça firma unas tablas de altos vuelos con el Sevilla” “partido de rompe y rasga” e “indomable Sevilla”, son algunas de las frases de J.B. Martínez en el rotativo barcelonés. Es para sentirse, como sevillista, halagado.
Ni que decir tiene, que el escandaloso silencio propio de las clásicas gallinas en Cuaresma, en los medios proclives a los otros componentes del duopolio+1 tiene más que ver con que el lance podría favorecer al FCB que a un deseo de limpieza y justicia en el juego. Creo que si la jugada de marras se produce en el área culé hasta hubiesen reclamado la última pena aunque fuese beneficiosa para el SFC.
¿Se ha empezado a respetar al SFC tal y como desde hace mucho tiempo sucede en Europa? Los indicios apuntan a que así es. Lo deseable no es que ahora a nuestra entidad empiece a tratársele como se ha hecho desde tiempo inmemorial con los ya conocidos en detrimento de los demás, pero las reglas las han establecido ellos, no el SFC, y si por fuerza del prestigio europeo y mundial alcanzado desde 2006 se logra saldar una deuda histórica de respeto con el SFC, pues bienvenido sea, y que dure.
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Alberto
Yo el respeto al Sevilla FC no lo veo por ningún sitio. Baste el partido contra el Levante, donde Estrada Fernández nos machacó de principio a fin. Sólo enseñó dos amarillas a los jugadores del Levante, cuando Vukcevic pudo ser amonestado hasta en cuatro ocasiones. Y sin embargo, los jugadores del Sevilla recibiendo cinco tarjetas, por faltas inexistentes o por protestar. Arbitrajes así no se lo harán en la vida a Madrid o Barcelona. Sólo hay que ver a Casemiro, que si jugara en otro club, rara vez acabaría los partidos, ya que sería expulsado