Creo en un solo León,
el nacido en San Fernando.
Creador de plantillas exitosas,
veedor del talento visible y del invisible.
Creo en el Sevilla, su equipo,
concebido en verano por obra y gracia del León,
nacido de sus scouts,
a golpe de llamada y negociación,
puesto en duda por escépticos,
dado por muerto y sepultado,
equipo que aun confinado
descendiendo a la exigencia
resucita en primavera
advirtiendo sones de Champions,
atisbando en el estío
plata para sus vitrinas,
renovará así su gloria,
aumentará su reinado.
Creo en el tercer anillo,
en la planta noble trabajando
en comunión con el aficionado,
que le perdona al León
sus muy escasos pecados.
Porque hay Jordanes y Ocampos,
pero igual hubo Aquivaldos.
Creo en la resurrección tras el mercado,
en el nuevo proyecto hecho carne,
y en la elección del apóstol
que dirige a tu rebaño.
Y en la victoria eterna.
Gol.
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