Saludos.
No es el encierro mismo (yo me encuentro muy a gusto en mi casa) es la sensación de no tener libertad para elegir si quedarte encerrado o darte una caminata por la sierra, por la calle o por el parque; es no poder decidir si llegarte a ver a un amigo y tomarte una cervecita con él; es ponerle nombre a tu frigo y pedirle que te sirva un vino o una cerveza a casi cualquier hora; es descubrir que en el bloque de enfrente vive gente porque las ves a todas horas; es la soledad de las calles que para los que nos gusta el silencio, nos estamos dando dosis masivas; es descubrir rincones de tu casa por los que llevabas meses sin pisar; es tener todo el tiempo y llenarlo de actividades hasta tomarte un descanso en el balcón de vez en cuando; es no hacer planes para después, que quizás no salga ninguno porque no sabes cuándo será; es aplaudir, con entusiasmo, a algo distinto del Sevilla FC…
Es, también, la paradoja de que en teniendo todos mucho más tiempo disponible, Columnas Blancas parece también enclaustrada.
Es la ausencia de unas rutinas obligatoriamente sustituidas por otras; es imaginación para sobrevivir y no salir tocados porque esto va para muy largo; es descubrir aspectos nuevos de la solidaridad que nunca debió faltarnos, que perdimos por el camino; es tiempo para pensar en lo que esta sociedad está haciendo mal y no volver a caer en los mismos errores; es descubrir emocionados la grandeza de muchos corazones; es descubrir la vileza de otros tantos…
Es la permanente inquietud de tener que comprobar cada día que tus familiares y amigos, en la distancia, no estén afectados; es echar de menos a tantos aunque nos viéramos a diario o de tarde en tarde; es comprobar cada día como crece la ola de contagiados y muertes y te encojes un poco para que pase de largo; es la impotencia de saber si se están dando los pasos adecuados para frenar al virus y qué parte te toca en ésta batalla…
Es la certeza de comprobar que todo el mundo sabe de todo y todos somos perfectos ignorantes; es tener la facultad necesaria para impedir que los árboles te oculten el bosque; es tener capacidad para distinguir verdades, mentiras y todo lo demás; es encontrar melodías entre el ruido; es el maravilloso sentido del humor en las redes y que es el mejor bálsamo para evitar depresiones…
Es tener la seguridad de que tardaras mucho en volver al Ramón Sánchez-Pizjuán y que nada te asegure que recuperarás los partidos no celebrados; los triunfos y lo sueños no cumplidos y los trofeos no ganados.
Es la convicción de que éste partido se juega en casa y que lo vamos a ganar. Sí o sí.
Cuidaros.
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