Uno que roza ya los 60 años, recuerda con nostalgia la época de un Ramón Sánchez-Pizjuán con asientos de hormigón y con los ídolos de aquel tiempo: Lora, Espárrago, Biri-Biri, etc. Sinceramente soy un tipo un tanto raro en esto del fútbol, a todos mis amigos sevillistas les gustaban más un Antonio Álvarez, un Julián Rubio, o un Bertoni que un San José, un Blanco o un Eloy Matute. Raro que era uno, cierto, yo era más de la entrega y la honradez que de lo estético, pero se hablaba de fútbol y sólo de fútbol.
Hoy, hablamos de plusvalías, de balances, de amortizaciones, de acciones de Sociedades Anónimas, de ingresos por TV, etc. El cambio del fútbol ha sido y es brutal. Deporte y Negocio.
Pero el cordón umbilical jamás se ha perdido, debo confesar que tengo muchísimas anécdotas. Por ejemplo: cuando me siento frente al televisor y a nuestro SEVILLA F.C. le meten un gol, la patada que le meto a la mesita baja que está delante del sofá, la hace retroceder un metro, y veo a la parienta, espumadera en mano, con cara seria, diciendo «¡tranquilízate!». O cuando el gol es de nuestro equipo, ese salto del sofá que suele acabar con mi cabeza en la lámpara y vuelve a aparecer mi santa preguntando: «Eso tendrá arreglo, ¿no?»
¿Y cuál es el cordón umbilical?: El SENTIMIENTO
Ese que tenemos todos por nuestro equipo y que el día que se pierda se acabará tanto el fútbol deporte como el fútbol negocio.
Recuérdenlo. Sólo una palabra mueve esto, una palabra nos mantiene unidos, una palabra nos hace gastar nuestros ahorros, una palabra nos llena de llanto, de felicidad o tristeza y esa no es otra que
EL SENTIMIENTO.
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